domingo, 24 de mayo de 2009

Putas Asesinas y la Teoría del Iter Criminis


"Las mujeres son putas asesinas, Max,…”

Sobre el talento de la narrativa de Bolaños se ha discutido bastante, aunque recientemente se centre en nuestro país la discusión sobre su pseudo beatificación literaria y la falta de calidad de nuestros actuales novelistas, cuestión que claramente resulta interesante pero no es objetivo de este curso y ni de este trabajo. Putas Asesinas (2001) es un compilado de 13 cuentos donde Bolaños se mueve con toda libertad a través de su narrativa que nos puede trasladar desde temas como, amores secretos, la amistad, la muerte, la soledad, la literatura y por que no decirlo el absurdo. Pero de este compilado donde al parecer la frase "no se puede escapar, al menos no nosotros, los nacidos en Latinoamérica en la década de los cincuenta, los que rondábamos los veinte años cuando murió Salvador Allende", (primer párrafo del primer relato de este compilado titulado EL OJO SILVA), profetiza el sino de la mayoría de los relatos contenidos en este libro, y en particular del que haremos objeto de análisis, Putas Asesinas. La Violencia.

La literatura podrá plantear que el “monólogo dialogado” de este relato quizás no fue del todo acertado. En lo que nos toca, el presente relato, el número 7 del libro del mismo nombre, nos transporta vertiginosamente, al razonamiento de una mujer que tiene, en principio, secuestrado a un tipo que llama Max. La historia se desarrolla en alguna ciudad de España donde nuestra protagonista (la llamaremos así en esta parte), tiene bajo su control a este sujeto, y relata cuales fueron sus motivaciones para ir en su búsqueda. Quizás fue la forma como éste miro el vacío donde se encontraban las cámaras -señala-; mirada que fue interpretada por nuestra protagonista como un saludo, saludo que ella decide responder preparándose para ir en su búsqueda. Toma su moto y decide recorrer la calle llena de gente extraña hasta llegar donde desemboca la Gran Avenida, ahí donde está el estadio y comienza su búsqueda, su casería, si se nos permite.
Y así como en la vida, llena de circunstancias y coincidencias que nos hacen hablar del azar como algo impropio, pero siempre podemos jactarnos de un par de buenos logros gracias aquel; nuestra protagonista dentro de ese mar de cuervos, lo encuentra, tal cual lo había imaginado, “bastante más alto que yo, y tienes los brazos largos exactamente tal como me los imaginé”. Lo aborda, y pese a llamarle Max, y pese a ser aclarada que ese no es su nombre, y pese a saber que el no es Max, lo traslada a su casa. “Como dicen los gángsters, no es nada personal”, pero todo lo es, el sujeto se encuentra en la casa de la protagonista, fue traído engañado por esta, desnudado y dejado inconsciente por la misma; para luego ser amarrado a una vieja silla y amordazado. Mientras esta última mueve oscilante su navaja. El resultado final de este relato no es tan grafico como partes de su desarrollo, pero asumamos que mientras la protagonista señala sus lagrimas, mientras ella piensa en el azar, en las posibilidades de que el sujeto escapara si la hubiese escuchado –aunque en lo práctico jamás tuvo esa posibilidad- lo degüella.

“…son monos ateridos de frio que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo,…”

Conforme a la Teoría del Iter Criminis, este relato de Bolaños en particular nos entrega una representación gráfica de cada uno de sus etapas. Definíamos Iter Criminis, como el camino o curso de delito. Así si buscamos dentro de las etapas de desarrollo del delito, podemos encontrar en el texto analizado el cumplimiento de cada una de ellas por nuestra imputada (pensemos en la protagonista de esa forma a partir de este momento).
En la etapa interna, podemos desprender que la imputada claramente tiene tomada la decisión de realizar el acto ilícito, en esta caso el de secuestrar y asesinar a la victima. Su búsqueda de un sujeto que cumpla las características representadas en ella como esenciales, se ve graficada en el inicio del relato al ver a la victima por televisión, y su elección. Sobre la etapa de los actos preparatorios, su prolija preparación de su imagen personal (bañarse, perfumarse, vestir un atuendo llamativo), pueden entenderse como la trasformación de la imputada misma, en una herramienta que le permitirán la ejecución de la conducta. Respecto a la etapa de los actos ejecutivos, ésta, señalamos en clases, importa la ejecución de la conducta exigida por el tipo, aunque aún no se haya completado su realización. En el relato si pensamos que el secuestro, es el primer delito dentro del relato, esta etapa la podemos identificar no en el primer encuentro, ya que voluntariamente la victima accede a acompañar a la imputada a su hogar, aunque debemos tener presente que siempre fue el objetivo de la misma, retener en su hogar a nuestra victima y asesinarlo. Por último, respecto de la etapa de agotamiento estudiada, el asesinato de la victima la completa ya que según podemos desprender del relato, la imputada, fue Violada, presumiblemente por alguien de nombre Max, que la engaño y la violó, desencadenando en ella, su afán por vengar el hecho. Para los efectos de que distingamos dentro del relato en análisis entre actos preparatorios y actos de ejecución, claramente debemos detenernos en tres criterios que tal como nos indica la doctrina debemos aplicar en conjunto o por lo menos revisando el otro para poder distinguirlos. El primero de estos es el Criterio Subjetivo, debemos primero atenernos al plan del autor, en el caso, el ir en la búsqueda de un sujeto de similares características a la de Max, seducirlo, llevarlo a su casa, inmovilizarlo, retenerle y luego asesinarlo. Con todo debemos señalar que los actos de la imputada son actos ejecutivos, ya que su voluntad final siempre fue, matar a la victima. Otro criterio a utilizar puede ser el Objetivo-Pragmático, podríamos decir que el vestirse y el dirigirse al lugar donde se encontraba la victima son actos preparatorios, ya que, no implicaban que la victima necesariamente accediera a acompañar a la imputada. Por otra parte, el conducir a la victima a su casa, dejarla inconciente y amarrarla; son actos abiertamente de naturaleza ejecutiva, no le basta a la imputada con la comisión del ilícito, sino en su afán vengativo debía dejarle claro a la victima por qué lo hacía. Por último si seguimos el Criterio Objetivo Formal, este postula que los actos ejecutivos son aquellos que están directamente vinculados con el núcleo del tipo. Así los actos anteriores realizados por la imputada, antes de dejar inconciente a nuestra victima son actos de carácter preparatorios, pero los realizados a posteriori, el amarrar a la victima a una silla, su retención forzada en la casa de la imputada y por último mostrarle la navaja con la que posteriormente le dará muerte, son actos propiamente ejecutivos.
Ahora la materia nos hace necesariamente analizar la Tentativa como parte de este camino del delito, necesariamente tendríamos que ocupar un poco nuestra imaginación respecto del relato, pero pensemos que la parte donde la imputada señala que hubiese ocurrido si la victima la hubiese escuchado –personalmente creo que aunque así hubiese sido, el resultado habría sido. el mismo-, nuestra victima hubiese escapado. El art. 7, inciso 3º de nuestro Código Penal, señala: “Hay tentativa cuando el culpable da principio a la ejecución del crimen o simple delito por hechos directos, pero faltan uno o más para su complemento”. Así para que haya tentativa desde un punto de vista objetivo se requiere: que el delincuente haya comenzado a ejecutar la conducta exigida por el tipo (lo lleva a su casa e intenta dejarlo inconsciente y en ese momento el sujeto se escapa); que los actos sean directos (lo intenta golpear y acto seguido, lo trata de atar a la silla); falten otros actos para la consumación del delito (amarrarlo a la silla, para el secuestro y aplicando la imaginación, que luego de sus relatos y mostrarle la navaja en ves de rebanarle el cuello decida soltar sus amarras y dejarle ir). Ahora si aplicamos un criterio subjetivo, se necesita de la participación de Dolo, elemento que se desprende de la primera línea del relato de Bolaños, la imputada quiere la realización total y completa del hecho delictivo.
Ahora al referirnos a la figuras del Delito Frustrado, El Desistimiento y El Arrepentimiento; el relato no nos deja esas opciones ya que tal como lo indica para el primero “Para la policia seré una página en blanco. Nadie comprenderá jamás mis palabras de amor” , el relato si bien nos manifiesta la posibilidad de que el sujeto intenta librarse, esta no se ejecuta, por lo cual en este caso no se podría dar el supuesto del Art.7 inciso 2º. Respecto al desistimiento, la opción sería que la imputada cuando va camino a la búsqueda de la victima, decida concientemente no seguir adelante; sobre el arrepentimiento, nos encontraríamos en esta figura si, llevada la victima a la casa de la imputada, y luego de esta dejarlo inconciente, no prosiguiera realizando actos tendientes a la concretar el delito, sino dejar a la victima ir.

“…Son princesas que te buscan en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podrán decir…”

En consecuencia, la relación de los hechos si lo miramos de la perspectiva del Iter Criminis, nos deja claramente dentro de la nebulosa que plantea la relación del mismo, el camino seguido por la imputada, para la consecución del hecho ilícito, la consumación de su venganza, en la victima que no era Max, pero que el azar lo cruzó por ese lugar y el no fue capaz de evitar.
Mientras mi hijos juegan Rugby, pienso en la lección: en ese castillo no entraré, esa senda no la recorreré, esas tierras no atravesaré. Aunque me señalen con el dedo. Aunque todo esté en mi contra.

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